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primavera

“Existió un general llamado “Hígado”, poderoso señor de todo un ejército, creado para defensa de un enorme Imperio llamado “Ser Humano”. El Imperio estaba regido por el emperador “Corazón”, que enviaba sus órdenes y recibía la información de lo que en él acontecía gracias a su primer ministro el “Maestro Corazón”.

En el Imperio reinaba la armonía en forma de clima suave y ligero de amabilidad y, salvo pequeñas escaramuzas del enemigo en forma de mala alimentación o emociones negativas pasajeras, todos sus habitantes gozaban de una vida plácida y feliz, que además se traducía en una buena salud física.

Pero un buen día, al final de un invierno, cuando el viento soplaba tanto dentro como fuera del Imperio y hacía que el frío llegara hasta el último rincón, el general empezó a preguntarse para qué se necesitaba un ejército tan potente cuando había tanta paz. Se interesó por el funcionamiento de los Imperios limítrofes y comprobó que en la mayoría de ellos había luchas internas y permanentes combates externos por el control de otros territorios para ser sometidos al poder de aquel emperador que ganara la guerra.

Fue así como decidió hacer un plan estratégico para el control del territorio ajeno. Se sometió a una intensa actividad que le llevó a construirse un estrés permanente, pero estaba tan obcecado con su idea que ordenó a su oficial al mando, llamado “Vesícula Biliar”, atacar a todos los Imperios circundantes susceptibles de ser conquistados. No creyó oportuno informar a su emperador, pues era tan orgulloso y estaba tan convencido de su éxito que prefirió mostrarle los resultados al final de la lucha.

El oficial acató la orden sin reparos y atacó con toda la potencia militar. Él era quien estaba al mando en el campo de batalla, quien juzgaba y decidía cada ataque y retirada, pero había tantos frentes que empezó a perder el control rápidamente. No quería debilidad en ningún flanco y luchó con todos sus soldados (llamados “bilis”). Cuando los síntomas de que estaba perdiendo la batalla empezaron a afectar claramente al Imperio (pues experimentaba dolores de hombros, espalda, omóplatos, cuello, cabeza, pérdida de visión, insomnio, ansiedad…) el general montó en cólera y comenzó a dar órdenes a diestro y siniestro, decretando a cada momento nuevas estrategias, reclutando para la lucha a un “exceso de energía” traído de otras partes del Imperio.

Por mucho que el primer ministro, Maestro Corazón, intentó evitar erróneamente que la información llegara al emperador “Corazón”, finalmente éste fue informado de la peor manera: con un ataque en la antesala de su trono en forma de palpitaciones, crisis de ansiedad y pérdida del conocimiento. Realmente creyó que su Imperio se desmoronaba. Pasado este primer ataque serio el emperador, consciente de que no podía asumir el mando en solitario en ese momento, tomó sus medidas: hizo llamar a las fuerzas externas para que trajeran la PAZ al imperio.

Se presentaron entonces los “cascos azules” en dos oleadas distintas: la primera misión tenía como objetivo apaciguar al general y al oficial rápidamente y dejar que el emperador retomase sus funciones, llegaron así las terapias naturales en múltiples versiones: Reiki, masajes relajantes, acupuntura, digitopuntura, quiromasaje, cambios de hábitos, buena alimentación, descanso… La segunda oleada llegó para quedarse a vivir en el Imperio, y lo hizo en forma de respiración abdominal, relajación, meditación, Tai Chi, Chi Kung…. Ello trajo de nuevo la armonía, física, mental y emocional al “Ser Humano” y sus habitantes se dedicaron a sus tareas y descansos habituales.

Finalmente el general “Hígado” comprendió cuál era su función primordial y que ésta es tan importante que no puede desviarse en controlar otros Imperios circundantes sino es a costa de perder el suave control del propio. Ahora debe controlar su vez al oficial “Vesícula Biliar” que, una vez que ha conocido la acción descontrolada, los juicios permanentes al prójimo y sus ansias de abarcarlo todo, es el miembro más peligroso del Imperio. Conviene tenerlo a raya, pues de lo contrario su castigo será el destierro.“

Es PRIMAVERA y el viento, tanto el externo como el que experimentamos nuestro interior,  hace que todas las molestias, dolores, patologías… aumenten.

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angelesdios

Ángeles Dios.

TAICHI Y TERAPIAS NATURALES
Sector Descubridores 37
Tres Cantos - Madrid

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